Por Alejandro Páez Varela y Álvaro Delgado Gómez // sinembargo.mx
San Fernando: última parada. Viaje al crimen autorizado en Tamaulipas, dijo la periodista Marcela Turati no es un libro que tenga como objetivo que retrate solo el horror, al contrario, busca responder a preguntas como quiénes eran estas personas asesinadas, pues muchos de ellos, detalló, no eran solo pasajeros, eran también gente de San Fernando o de otras partes de Tamaulipas.
Ciudad de México, 9 de septiembre (SinEmbargo).- A trece años de la masacre de San Fernando, Tamaulipas, que cobró la vida de 58 hombres y 14 mujeres que procedían de Guatemala, Honduras, El Salvador, Ecuador y Brasil, a manos de cárteles mexicanos, es tan solo la cubierta de una tragedia que dejó al menos 193 víctimas que fueron sepultadas en más de 40 fosas clandestinas, afirmó la periodista Marcela Turati.
En entrevista en el programa “Los Periodistas” que se transmite por YouTube a través del canal de SinEmbargo Al Aire, Turati presentó su nuevo libro San Fernando: última parada. Viaje al crimen autorizado en Tamaulipas, en el cual recopila el olvido que hubo en San Fernando, un caso que ocurrió en medio de la llamada lucha contra el narcotráfico del expresidente Felipe Calderón Hinojosa.
La periodista recalcó que con este libro no busca exponer que no solo se trata de la tragedia donde murieron 72 migrantes, sino que San Fernando se convirtió en una zona de desaparición forzada en donde los grupos del crimen organizado estaban coludidos con las autoridades de todos los niveles.
“Aquí hay varias tragedias, no es nomás la tragedia de lo que vivieron muchos de los pasajeros de autobuses y quienes transitaban por esas carreteras, sino también la que vivía la gente de San Fernando bajo una dictadura criminal, estaban los Zetas, pero seguían operando los poderes”.
Turati denunció que a 13 años de la masacre no hay ninguna persona sentenciada por lo ocurrido e incluso, dijo, hay varios implicados que aún se encuentran operando en el sistema de Tamaulipas.
“No hay nadie sentenciado por estos casos, por estos asesinatos o por estas masacres y sigue operando el sistema, considero que ha cambiado muy poco, seguimos con este territorios así tomados, con carreteras de la muerte y pues donde los familiares quedan atrapados en las fiscalías, las personas desaparecidas, los cuerpos, no identificados ahí quedan y sin una intención o sin un interés de identificarlos o no sé, no hay una voluntad para que esto ocurra”.
Detalló que a pesar de lo ocurrido no existió una depuración en el sistema y aseguró que gran parte de las personas desaparecidas desaparecen dentro del mismo sistema mexicano.
“No ha habido una depuración real, los Ministerios públicos que hicieron esto siguen en la Fiscalía, nunca se trató o hubo un intento de quitar SEIDO, ahora se convirtió en FEMDO yo creo que ahí quedan muchos personas desaparecidas secuestradas, muchos cuerpos, pues porque no les interesa lo humanitario, les interesa investigar a los grupos criminales o los Servicios Periciales, los anfiteatros, los peritos, muchas veces reciben órdenes políticas. Seguimos sin saber qué pasó, siguen negando la información, no tenemos un cierre este caso y pues no hay nadie sentenciado por estas masacres de hace 12 años.”.
San Fernando: última parada. Viaje al crimen autorizado en Tamaulipas, dijo la escritora, no es un libro que tenga como objetivo que retrate solo el horror, al contrario, tiene como objetivo responder a preguntas como ¿quiénes eran estas personas asesinadas?, pues muchos de ellos no eran nomás pasajeros, eran también gente San Fernando o de otras partes de Tamaulipas, ¿qué les pasó?, pero sobre todo saber cómo fue posible que esto ocurriera.
“Lo que quería era que la gente vea y me acompañe a estas coberturas con las madres buscadoras buscando a sus hijos desaparecidos, pero también mostrando cómo ellas son la esperanza y cómo ellas abren otros caminos y cómo antropólogas defensoras de derechos humanos peritos, que sí tienen ganas de cambiar las cosas empiezan a desenterrar verdades que no queremos ver, que nos ayudan a entender por dónde, cómo podemos recuperar el país, que el horror no tiene que ser nuestro destino, que no deberían de repetirse estas historias”.
A pesar de que ya han pasado 13 años, recordó Marcela Turati, la situación de violencia que se vive en varias regiones del país no ha cambiado, al contrario, es una problemática que sigue aquejando a las personas.
Turati indicó que el libro podría llevar como título el nombre de cualquier otro municipio del país en donde las fiscalías locales sirven al crimen organizado.
“Al título del libro podríamos ponerle cualquier nombre de otro municipio donde las fiscalías trabajan de manera política o para el crimen y donde los servicios médicos-periciales no están para la ciencia y no están para ayudar a la gente si no están pues respondiendo a órdenes, en Ayotzinapa lo vimos, varios de esos personajes fueron depurados pero después de mucha presión porque era evidente lo que habían hecho, pero muchos de estos se reciclan, el Presidente municipal de San Fernando pues ahorita es subsecretario de Gobierno en Tamaulipas”.
El 22 de agosto de 2010, se dio a conocer unos de los capítulos más horribles de la historia reciente de México. Los cuerpos de 58 hombres y 14 mujeres maniatados, ejecutados por la espalda fueron hallados apilados en un terreno baldío en San Fernando, Tamaulipas.
El crimen se conoció gracias a que un ecuatoriano logró huir de sus secuestradores y de la muerte (a pesar de que le dispararon) y reveló el lugar donde estaban abandonados los cadáveres.
El gobierno del entonces Presidente Felipe Calderón Hinojosa lanzó un programa para “proteger a los indocumentados de paso”, pero solo se quedó en buenos deseos, mientras que el gobierno priista de Enrique Peña Nieto dejadó fuera cualquier estrategia de protección para los migrantes.